En el territorio del IMSS…

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Por: Cesia Carrillo Clemente.

Para empezar esta aventura en el Seguro de Tuxpan, debes despertar a las 3 de la madrugada para así llegar y tomar un buen lugar. Sales de tu casa somnoliento, y en la oscuridad del comienzo del nuevo día, tienes la esperanza de entrar al consultorio. Quizá te sientes tan mal, que no te importa la desvelada, “chance” y en el trayecto te sanes.

Al llegar a la entrada del Seguro, la sorpresa es que ya hay gente con una cara de dolor, y a la vez de marcar el territorio a costa de lo que sea. Todos te miran de pies a cabeza y con la pena tienes que “tomar el micrófono” y gritar: -“¿Consultorio tal?”. Entre ello, no falta alguien que te diga -¡Hable más fuerte!- Y otra voz sale y dice -¡Sí! Va después de aquél señor, con gorra, de playera azul, con un grano en la nariz, y que tiene problemas en la vesícula.

Tampoco falta entre los pacientes, el “sabelotodo del sistema del Seguro”, pues pasa la mayor parte de su vida ahí. Y de repente te encuentras con uno que otro foráneo, con una gran necesidad médica, que tuvo que salir de su casa un día antes, casi casi, todo porque los tuxpeños inconscientes luchan por el juego territorial.

Se aproxima la hora… las 7 am ya van a dar, y el IMSS abrirá. Todos ya tienen su lugar (recuerden que anteriormente se desvelaron para tener un orden al entrar al consultorio) pero eso no importa, ahora comienza la carrera por el asiento. Al entrar de nuevo las murmuraciones, y la vista de rayos X, buscando con desesperación quién va antes de quién.

Por fin llega la trabajadora social (hasta las 8 y más) y de nuevo la competencia entre los pacientes (que recuerden, se desvelaron, ya tienen su lugar, ya saben de tras de quién van). La pobre trabajadora social es asediada y tiene que poner orden. Y para colmo, ni la desvelada a veces es suficiente, porque de los 10 que llegaron al consultorio, sólo hay cupo para 2 pacientes.

Es un hecho, sabemos que hay deficiencia en el IMSS, sabemos que a veces sus trabajadores no son muy atentos, pero… ¿no tenemos mucho que ver en su enojo?. Digo, nadie nos obliga a tener esa ambición de llegar cada vez más temprano. Las citas por ejemplo en los análisis comienzan a las 7am. ¿Entonces por qué razón llegar un día antes?

Claro, la respuesta a esa pregunta, es precisamente porque queremos entrar al consultorio y ser atendidos, y si otros se adelantan debemos ganarles. Pero qué bien sería si todos comenzáramos con un cambio de mente. Y quizá podemos llegar al cuarto para las 7 o algo así.

El hecho es que si en cosas pequeñas podemos cambiar de mentalidad, tampoco estaríamos echando la culpa a los demás.