Pablo Neruda

Por: Flora Celia Palacios Ruíz.

Más que conocer sólo de nombre o recitar de memoria los poemas de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto, nombre real del gran Pablo Neruda, las nuevas generaciones de estudiantes deberían comprender lo fascinante de las creaciones de este poeta, de origen chileno y quien en 1971 se hiciera acreedor al premio Nobel de Literatura.

Neruda,  inició dentro del periodismo y trabajando como redactor de alguna revista logró que se empezaran a publicar sus poemas, pero fue la publicación en 1924  de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”,  lo que le permitió alcanzar la fama y con ello la inmortalidad como una de las plumas más representativas de la lírica hispanoamericana del siglo XX  y el cual es señalado como un vanguardista.

El poeta, como muchos otros de este continente, también fue político y  diplomático dentro de los consulados  en Birmania, Ceilán, Java, Singapur, pero fue en España en donde su creación artística lo relacionó con literatos como Federico García Lorca y otros más de la generación del 27, en donde explotó la poesía de conciencia social.

Pero más que poeta e idealista del amor, Neruda le escribe a la vida, a la libertad, al amor de carne y hueso, a los sentidos, a la muerte, a morir amando y vivir sirviendo, a su tierra, al exilio, al hombre como ser, a su propio destino.

Recomendable para estas vacaciones, la lectura de sus memorias “Confieso que he vivido”, de donde se desprende esto:

“Tal vez no viví en mí mismo; tal vez viví la vida de los otros… Mi vida es una vida hecha de todas las vidas: las vidas del poeta”